Cuando nadie oye tus gritos, cuando crees que todo
se va a desbordar y va a arrasar con todo lo que encuentre a su paso, cuando ya
no puedes más…
Así me siento hoy.
Pequeña, frágil, triste, con ganas de gritar alto,
llorar, llorar hasta que duela, hasta que no quede ninguna gota dentro. Para
qué seguir aparentando ser fuerte si, en realidad, eso duele más. No lo soy,
no, al igual que tú, tengo mis días malos, y hoy es uno de ellos. No quiero
pensar en nada, no quiero explicaciones de nadie, solo busco desahogarme, y
esta es la única forma que encuentro para hacerlo.
Tal vez busco que solo me prestes atención, te
compadezcas de mí o simplemente intentes entenderme. Dependerá de quien seas
buscaré en ti una cosa u otra. A lo mejor, ni siquiera busco nada, ¿quién sabe?
Muchas veces me siento así, consecuencia de
guardarlo todo dentro de mí. Cuando menos me lo espero, hace –poom- y explota,
tan fuerte y tan rápido que no me da tiempo a taparme, ni siquiera a alejarme
para que no me alcance. Me lo he buscado, y seguro que ahora, cuando todo pase
y todo vuelva a su cauce, volveré a querer aparentar lo que no soy, volveré a
perseguir mi sueño de ser fuerte e irrompible, comportándome como tal día a
día. Y volverá a pasar, te lo aseguro. Otra vez me veré como me veo hoy, aquí,
contándote, en estas líneas llenas de emociones, eso que no sé expresar de otra
manera. Y una y otra vez, lloraré, tirada en la cama, como si el mundo se acabase
después.
Solo quiero que aparezca alguien y me lleve lejos,
muy lejos. No me basta con cualquier “alguien”, esta vez tiene nombres y
apellidos. Irnos los dos, donde nadie nos vea, donde nadie nos diga que hacer o
no hacer, donde no tengamos que dar explicaciones, donde nos hagamos feliz el
uno al otro con tan solo una sonrisa. Sí, eso quiero. Aunque al principio
duela, aunque de vértigo, aunque cueste, ya le cogeremos el gusto y nada nos
parecerá difícil.
Me parece increíble hasta a mí misma. Con tan solo
un párrafo fui capaz de darle la vuelta a la tortilla, de pasar de un polo al
otro polo opuesto. Ahora mi estado de ánimo cambió, ahora tengo un motivo para
sonreír, para dejar de verlo todo negro y empezar a verlo gris. Esto es como el
ying y el yang –siempre hay algo malo dentro de lo bueno y algo bueno dentro de
lo malo-, no hay más. Volví a reconstruir mi coraza, a ser fuerte, ya nada me
afecta, ya no quiero llorar, ahora solo quiero reír, saltar y cantar, y que tú
lo hagas conmigo. Pero recuerda, es solo un escudo que de un duro golpe me
pueden arrebatar; es solo apariencia. Protégeme cuando veas que voy a volver a
caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario